Monday, April 10, 2006


Azathoth
H.P. Lovecraft

Cuando el mundo se sumió en la vejez, y la maravilla rehuyó la muerte de los hombres; cuando ciudades grises elevaron hacia cielos velados por el humo torres altas, temibles y feas, a cuya sombra nadie podía soñar sobre el sol ni las praderas floridas de la primavera; cuando el conocimiento despojó a la tierra de su manto de belleza, y los poetas no cantaron sino a distorsionados fantasmas, vistos a través de ojos cansados e introspectivos; cuando tales cosas tuvieron lugar y los anhelos infantiles se hubieron esfumado para siempre, hubo un hombre que empleó su vida en la búsqueda de los espacios hacia los que habían huido los sueños del mundo.
Poco hay consignado sobre el nombre y procedencia de este hombre, ya que eso correspondía exclusivamente al mundo despierto, aunque se dice que ambos eran oscuros. Baste saber que vivía en una ciudad de altos muros donde reinaba un estéril crepúsculo; y que se afanaba todo el día entre sombras y alborotos, volviendo a casa por la tarde, a una habitación cuya ventana no daba a campos y arboledas, sino a un penumbroso patio hacia el que muchas otras ventanas se abrían en lúgubre desesperación. Desde ese alféizar no se divisaba sino muros y ventanas, a no ser que uno se inclinara mucho para escudriñar hacia lo alto, hacia las pequeñas estrellas que pasaban. Y dado que los muros desnudos y las ventanas conducen pronto a la locura al hombre que sueña y lee demasiado, el inquilino de este cuarto solía asomarse noche tras noche, escrutando a lo alto para vislumbrar alguna fracción de cosas que estaban más allá del mundo despierto y de la grisura de la elevada ciudad. Con el paso de los años, fue conociendo a las estrellas de curso lento por su nombre, y a seguirlas con la fantasía cuando, con pesar, se deslizaban fuera de su vista; hasta que al fin su mirada se abrió a la multitud de paisajes secretos cuya existencia no llega a sospechar el ojo mundano. Y una noche salvó un tremendo abismo, y los cielos repletos de sueños se abalanzaron hacia la ventana del solitario observador para mezclarse con el aire viciado de su alcoba y hacerle partícipe de sus fabulosa maravilla.

A ese cuarto llegaron extrañas corrientes de medianoches violetas, resplandeciendo con polvo de oro; torbellinos de oro y fuego arremolinándose desde los más lejanos espacios, cuajados con perfumes de más allá de los mundos. Océanos opiáceos se derramaron allí, alumbrados por soles que los ojos jamás han contemplado, albergando entre sus remolinos extraños delfines y ninfas marinas, de profundidades olvidadas. La infinitud silenciosa giraba en torno al soñador, arrebatándolo sin tocar siquiera el cuerpo que se asomaba con rigidez a la solitaria ventana; y durante días no consignados por los calendarios del hombre, las mareas de las lejanas esferas lo transportaron gentiles a reunirse con los sueños por los que tanto había porfiado, los sueños que el hombre había perdido. Y en el transcurso de multitud de ciclos, tiernamente, lo dejaron durmiendo sobre una verde playa al amanecer; una ribera de verdor, fragante por los capullos de lotos y sembrado de rojas calamitas...


El aroma de las riberas llenaba su espíritu....Veía como frente a sus párpados se desataban imágenes de otro mundo ....Un mundo donde el sol dorado daba fuerzas a los corazones de la gente, vio a un niño pequeño, de la mano de un hombre y una mujer.... Para ese niño no importaban los nombres que el mundo daba a aquellos dos seres, sólo importaban los que él les daba: ¨Mamᨠy "Papá"; y ellos le dieron un nombre que solo ellos podrían usar para referirse a él: ¨Hijo¨, para ellos ese era su nombre, el resto del mundo solo podria conformarse con Azathoth, aunque mientras fuera ¨Hijo¨ para ¨Papᨠy ¨Mamá¨, nada más importaba.

Pero en medio de esa perfecta felicidad, aparecieron cientos de monstruos vistiendo pieles idénticas, con largos brazos metálicos, unos blancos que razgaban la carne y otros negros, cuyas uñas volaban y se clavaban en las vísceras; entraron montando bestias cuyas patas retumbaban al golpear el piso y empujando otras negras y alargadas que con los huevos de fuego que escupían destruían a los hombres. Los gritos y los estruendos se siguieron uno tras otro, el fuego rojo y voraz arrasó con el mundo, destruyendo a los hombres y a sus obras, proyectando una negra nube de humo que cubrió los cielos e hizo desaparecer el sol. Despues de que el caos cesó, cuando las llamas se extinguieron y los estruendos y alharidos dejaron de escucharse, dejando sólo un mundo destruido y consumido hasta sus cenizas, con cadáveres ardiendo y corrompidos por las llamas y la putrefacción, en este despojo de mundo, el niño se halló solo....Papá ya no estaba, él se había convertido en un monstruo y un huevo de fuego lo había calcinado....Mamá tampoco estaba, porque dos monstruos se la habían llevado a una habitación de donde solo salieron ellos dos...-No- decía el hombre- ese fue el antiguo mundo de luz, ahora estoy en mi nuevo mundo de luz, ahora soy feliz.

El hombre sintió una caricia en el rostro y despertó, se encontró de frente con una hermosa mujer, cuya dulce y triste expresión le recordó a Mamá, cuando Papá se convirtió en un monstruo. La mujer tenía un largo y hermoso cabello negro, del mismo negro profundo de sus tristes ojos; su grácil cuerpo lo cubría una túnica de seda negra, su espalda era adornada por dos grandes alas de plumas negras como las de los cuervos y en la mano que no acariciaba el rostro del hombre, sostenía una larga guadaña. La mujer no habló,sin embargo el hombre entendió lo que ella trataba de expresarle: "Ven conmigo, te están esperando, ven, que yo te llevaré a donde están ellos."

Al día siguiente los hombres a los que el mundo llamaba "Oficial" e "Inspector" se hacían uno al otro las preguntas que les habían enseñado a hacerse en un caso como el que enfrentaban:
-Nombre de la Víctima...- decía el Inspector
-Azathoth Andersen- respondía el oficial
-Causa de Muerte....
-Posible sobredosis de opio.
-Hmmm.... No es raro estos días, desde que terminó la guerra muchos chicos como él buscan evadirse con la droga.
-No se les puede culpar, no después de pensra en como está el mundo estos días.
-Sí, tienes algo de razón, tal vez por eso es que este chico tiene esa sonrisa de tranquilidad en su rostro.